jueves, septiembre 23, 2010

Sonetos de arcilla

El centro de tu vientre escarbaré
buscando aquel llanto peregrino.
Son tantos sentimientos navegados,
amores que son flores de la tarde.

Tu rostro repartido en mi jardín
tendrá palabras y agua verdaderas;
serán como el crisol de la montaña
piedra, viento, pedernales del silencio.

En ti va cantando y floreciendo,
como lluvia en los alerces del otoño,
como un grito de amor de ruiseñores.

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Vendrás, serás el hijo de la vida,
un silencio tejido en mis telares.
Por eso tu pureza viajará,
se irá envuelto en nubes por el cielo.

Te sueño, semillero clandestino;
fulgor, herida turbia de la noche.
Volarás como el murmullo de los ríos
galopando en una pluma aventurera.

Siento aquella lucha como mía.
Corazones asonando en un desierto;
aunque sin aire y luz, pero viviendo.

viernes, septiembre 17, 2010

Pewma

Amanece.
La luz del Sol se asoma raudamente por la cima del cerro.
Entra a la habitación como tantas veces, en puntillas.
Pero, hoy es distinto.
Es muy temprano y festejo.
Y no festejo estos doscientos años de mentira republicana.
Celebro con este calor que comienza a gestarse.
Aclamo con un corazón compartido y con la dicha de la vida.
Quizá tantas veces pensé en una revolución que no llega,
en el despertar de las minorías y en el alzamiento de los pobres.
Sin embargo, una nueva revolución llega a mí,
Un canto que ahoga un grito y que viaja a la par
con la copla que germina en Valdivia.

Tal vez, otra flecha que se escapó de mi arco hacia el futuro,
Como cantaba el poeta rancagüino.
Tal vez, un soneto de madera habría que tallar
En el tronco de Natalia.
O quizás, sea tan sólo un ave que nos señala que ya estamos en
tierra firme y que dejemos de navegar;
que alojemos en este maravilloso puerto
y que llevemos a cabo nuestra propia insurrección.
O redención.

Qué importan los pequeños problemas!
Aquellos que nos traen el mercantilismo y la “vida moderna”.
Son problemas humanos que debemos resolver de esa forma.
Lo de hoy no es un problema, tampoco una bendición.
Es algo más propio y terrenal.
Tiene frescor de campo y aroma de lago matutino.
No es divino. No es un regalo.
Es nuestro porque el amor es un camino que de repente aparece.
Es un fruto de este andar por la vida.
Es nuestro porque es nuestro sueño.

Aquí deambulan, Nala y Pangui.
Son como nosotros.
Imágenes nuestras proyectadas en el amor a la naturaleza,
a los árboles y las flores, al río y a la montaña.
Cariños que crecen bajo nuestra tutela y
Pedacitos de amor en este amor floreciente
que resplandece en este hogar al sur de Santiago.

Doscientos años. Puaj!
Me quedo con estos pequeños días o semanas
Que comienzan a abultar la pancita cristalina
De Natalia y que no tienen nada que ver
ni con la independencia ni con O´Higgins.
Son de la mapu y del reflejo del volcán sobre el lago.
Puede ser una araucaria majestuosa o
una flecha que traza un camino.
Un rocío de la mañana o un mazo vencedor.
Qué importa!
Importa que sea nuestro y de la tierra.

El Sol me sigue confinando a un rincón de este lugar.
Duermen las mujeres de la tribu y yo escribo.
Chillan los animales y trinan los pájaros.
Otra mañana!
Pero, ésta no es igual, fue como ayer.
Pero, no como la anterior.
El cielo está teñido de azul.
Están echados los dados.
La mañana despertó.
Se oyen los despertares vecinos.
El condimento del futuro, la sal del mediodía
se va a chupar un dedo
y quizás apunte el medio al sistema y el índice al camino.
Tal vez empuñe su mano y alce el brazo.
Justicia!
Tal vez le dé al tambor o al pincel.
Qué importa!
Eso es parte del futuro. Pensemos el presente.
Ahora bailo con el Sol que ya entró en toda la casa.
No vaya a secar mis ojos lluviosos de alegría.