miércoles, noviembre 05, 2008

Conversaciones entre tú y yo

Deambulo por entre las calles anchas
Despierto?
Escuchando?
Soñando?
Me parece oír voces que me inquietan,
Voces que provienen de tu alma cantarina.
Y silban,
Ensueñan,
Seducen.
Tu canto es el cantar de tu frondoso azul,
De tu alacena de maravillas y flores tristes,
De tu surtidor de rayos celestes tutelares.
Tu corazón.
Eso es lo que mi voz recoge entre el sudor,
La belleza pura de tu núcleo primaveral,
La libertad preciosa de una cárcel violeta,
El ramo silente de unos brotes vivos.
Camino
Me alejo hacia el mar
Sigo un frondoso camino
Que parece sin final.
El cansancio se vuelve escarcha en la piel,
Como una mentira adosada al cuerpo,
Como una tristeza que no quiere olvidarse.
Penetra los músculos baldíos perennes.
Se torna silencioso y falsamente alegre,
Rebota en los espacios vacíos de la ropa.
El cansancio es como una herida del alma
Eterna
Dolorosa
Injusta
Terrible
Indolente
Pero tu canto lo aleja con un chu! hermoso
Lo conmina a un lado del camino ufano
Lo condena, aunque brevemente, al olvido.
Como lo que dura un recuerdo del ayer
Como el tiempo que pasa entre nosotros
Cuando nos amamos desde siempre,
Como los primeros besos de otra vida
Como tu mano en la mía en el atardecer.
Tú no sabes
Tú no presientes
Tú no imaginas
Tanto que extraño nuestros momentos
Tantos momentos que forman toda una vida
Toda mi vida esperando, solfeando cual playa
Y no de brazos ni dedos cruzados!
No de espectador ni desde una tribuna!
Viviendo, triste aunque riendo, tratando
Con ese sueño de no haber dormido en años,
Con la soledad como compañera nocturna
Ni una guitarra
Ni mi canto sin templar
Sólo bemoles amargos
La música de mi vida eres tú, toda tú, verás:
Eres la senda que he de caminar
Te veo hacia adelante como un amanecer
Por eso corro las cortinas para verte llegar
Por eso subo al techo de mi casa para sentirte
Por eso en puntillas como el alba te espero.
Eres la libertad ansiada, la de los cuadros,
Aquella que con batallas y muerte se gana.
Te dibujo
Te llamo
Te escribo
Me llamas
Me quiebra tu voz
Te vienes a mí entera
Tu noble canto
Lo cantarino de tus pechos
El lago de tus ojos
Lo suave de tu abdomen
Tus palabras de luz
Tu movimiento alegre
El sudor de tus manos
El sabor de tus labios
Tu delicado silbido.
Ya sabes que no eres nueva para mí
Tan solo sé que te conocía, que te amaba,
Que en esta vida u otra te encontraría.
Sin embargo, hay cosas que no recuerdo de ti,
Por eso es necesario que conversemos,
Que hablemos mientras crecemos juntos,
Que soñemos aquello que ya vivimos
Como alerces
Como pehuenes
Como canelos
Como llaretas
Como álamos
Estrellas.
Nuestro amor es un árbol
Crece y sucumbe
Florece a cada instante
Ama la lluvia y el sol
Es tan firme como una roca de Isla Negra
Conversemos amargamente y amistosamente
Conversemos al amarnos y al trenzarnos
Hagamos un chu! A lo adverso,
Un demás poh! A lo que nos depara el destino
Te extraño
Hoy te escribo a tan sólo centímetros de ti
Estás conmigo aunque tú no lo sepas
En el rumor de mis instrumentos
En las flores que riego en primavera
En el viento que roza mi rostro chinao
Cuando escribo
Cuando sufro
Cuando me río
Cuando mañoseo
Cuando no quieres.
Nunca acerqué mi pena al Cristo herido
Nunca odié la ensaña con que me ha tratado
La culpa es de la vida, no del Cristo triste.
Te prefiero de verdad y no en el mito,
Prefiero tocar la pena de tu alma
Prefiero acercarme a tu verdad y no a él.
Necesito que te acerques para conversar
Necesito acercarme a ti para conversar.
Te necesito.
Hablemos de la tristeza, del dolor, de lo herido.
Hablemos de nuestra alegría, nuestros besos.
Conversemos.







Ronnie. Martes 4 de noviembre de 2008.

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