jueves, septiembre 23, 2010

Sonetos de arcilla

El centro de tu vientre escarbaré
buscando aquel llanto peregrino.
Son tantos sentimientos navegados,
amores que son flores de la tarde.

Tu rostro repartido en mi jardín
tendrá palabras y agua verdaderas;
serán como el crisol de la montaña
piedra, viento, pedernales del silencio.

En ti va cantando y floreciendo,
como lluvia en los alerces del otoño,
como un grito de amor de ruiseñores.

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Vendrás, serás el hijo de la vida,
un silencio tejido en mis telares.
Por eso tu pureza viajará,
se irá envuelto en nubes por el cielo.

Te sueño, semillero clandestino;
fulgor, herida turbia de la noche.
Volarás como el murmullo de los ríos
galopando en una pluma aventurera.

Siento aquella lucha como mía.
Corazones asonando en un desierto;
aunque sin aire y luz, pero viviendo.

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