lunes, abril 07, 2008

En el Sur I

 

Temuco aparece sombrío y nocturno fuera del Terminal. Recién despierta a la vida matutina bajo Ñielol. Lonquimay ende la cordillera nos espera tras los saltos inmemoriales: El Indio y La Princesa como en un beso se diluyen hacia el mar esquivando caminos, piedras, bosques y cantos de aves danzarinas.

El Sol no deja de azotar las carnes y ya parece que el invierno no asusta a La Araucanía. El Lonquimay emerge como un crustáceo en el mar y mira desesperadamente buscando al Llaima que le hace señas de humo. Qué paisaje, qué clima!

Y volver, volver a Temuco y al Ñielol para seguir avanzando hacia el Sur. Valdivia me espera con amigos, vino y guitarra; con Niebla al borde del abismo, con la presencia española y los bosques de alerce milenarios. Allá voy, conociendo mi Chile...

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